Viajes y mudanzas que renuevan el espíritu
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En ocasiones, y en aquellos momentos en los que nuestras circunstancias son duras y nuestra vida no ha tomado el mejor rumbo posible, podemos sentir que nos asfixiamos. Algunas personas llevan eso al extremo y sufren auténticos ataques de ansiedad. Otras, tal vez sencillamente sientan una opresión psíquica. Cuando no tenemos trabajo, cuando no tenemos recursos económicos para acceder a los estudios que deseamos y cuando no tenemos las herramientas necesarias para cambiar de casa, nos agota que nuestro espacio sea tan pequeño y nuestro círculo tan cerrado. Buscamos salidas y a veces no las encontramos. Pero hay que seguir intentándolo, hay que persistir. Al fin y al cabo, en alguna parte de las paredes que nos aprisionan siempre hay un agujero, y por ahí podemos escaparnos. Ser libres. Respirar aire puro. Avanzar.
Una de esas salidas puede presentarse de súbito si conseguimos irnos de viaje. Cierto, hay que ahorrar, es complicado si no disponemos de un colchón económico. No obstante, hay numerosas alternativas de viajes económicos que podemos permitirnos prácticamente todos nosotros, y a nuestro espíritu le va a sentar igual de bien cualquier tipo de viaje que escojamos. No tenemos que irnos una semana, puede ser un fin de semana. No hay por qué escoger un destino turístico internacional, quizá simplemente podamos irnos a otra ciudad o aprovechar aquella en la que vivimos. Por último, no tenemos por qué escoger un hotel de cinco estrellas. Esto se aplica a una mudanza. Por ejemplo, podemos optar por mudarnos a unos apartamentos en venta en Oliva si resulta que vivimos en Valencia. Serían una opción cómoda y bastante económica.
La cuestión es que nuestra mente agradecerá el cambio de aires. Sentiremos que hemos salido de nuestro agujero, que nos estamos renovando, que estamos siendo funcionales, que nos estamos obligando a ser activos para hacer cosas que nos gustan y nos llenan de felicidad. Todos nos merecemos unas vacaciones de vez en cuando, y no podemos permitir que la apatía, o sencillamente el miedo y cualquier mala sensación, acaben con la oportunidad de disfrutar como nunca durante unos días de relax. Además, como suele decirse, la experiencia nunca es lo mismo que las expectativas, y en este caso para bien. Solemos exagerar cuando distorsionamos pensamientos y creemos que algo puede salir muy mal. Luego, nos sorprendemos cuando sale muy bien. Y a veces, lo que sale bien es lo más sencillo.
Y tú ¿qué opinas?