Bonos; No hay lugar para la complacencia
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Bonos; No hay lugar para la complacencia. Los inversores son plenamente conscientes de que la política de subidas de tipos por parte de la Reserva Federal estadounidense es una realidad para los próximos años debido a la fortaleza de su economía. También está en boca de todos la rentabilidad del bono del Tesoro a diez años (T-Bond) y su cercanía al 3%. ¿Pero, por qué se habla del 3% y no de otro nivel? Esto ya no se lo están planteando tantos inversores. La gran mayoría lleva semanas escuchando en todos los medios que la rentabilidad del bono estadounidense a diez años se acerca al 3% y que eso no es bueno para las bolsas. Pero expliquemos por qué.
La rentabilidad que arroja este bono es considerada como el tipo de interés libre de riesgo y por lo tanto en una situación en la que la economía parece estar en su máximo auge y sobre todo que el mercado de valores estadounidense ha comenzado a incrementar su volatilidad, se prevé que a partir de niveles superiores al 3% muchos inversores querrán trasladar su dinero de activos de renta variable a activos de renta fija.
El mercado de bonos es considerado como el mercado alcista más largo de la historia, puesto que comenzó en 1982 y todavía mantiene una estructura alcista. Ya en 2007 parecía que iba a poner en duda la pauta de mínimos crecientes, pero con los continuos «manguerazos» de liquidez con el Quantitative Easing y compras directas hundieron aún más las rentabilidades de los bonos. Sin embargo, hoy en día nos vemos en una situación en donde volvemos a ver cómo la rentabilidad de los bonos a diez años (T-Bond) está rompiendo la pauta de mínimos decrecientes, concretamente la barrera del 3%, vista como resistencia también en el año 2014, pero ahora tenemos dos grandes diferencias.
La primera de ellas es que la política actual de la Reserva Federal estadounidense es restrictiva y está dispuesta a reducir su balance de bonos comprados a lo largo de los últimos diez años, además de seguir subiendo los tipos de interés. Y es esto último lo que nos lleva al segundo problema aún más grave.
La combinación de subidas de tipos de interés de la moneda reserva del mundo en el momento en el que la deuda global alcanza niveles record no es precisamente oportuna. Así que, si vemos morir al mercado alcista de los bonos después de 36 años de tipos a la baja, en un mundo donde hay 164 billones de dólares de deuda, alcanzando el 225% del Producto Interior Bruto mundial, según reconoció el Fondo Monetario Internacional la semana pasada, parafraseando al jefe del FMI para asuntos presupuestarios: «No hay lugar para la complacencia«.
Eduardo Bolinches
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